Tus Compulsiones Te Pueden Enseñar Algo
He recorrido el camino de mis propias compulsiones en cuanto a la comida, la
automedicación, al alcohol, al trabajo, e incluso a ciertas drogas callejeras.
Ha sido a través de mi propio proceso de sanación que he aprendido algunas
formas de trabajar con las compulsiones que pueden llevar a las personas a un
punto de mayor paz.
La compulsión más importante
que tenemos es la lucha. Me encanta cómo el autor Eckhart Tolle
describe esto como nuestro “cuerpo del dolor,” que son todas las experiencias
inconclusas que tenemos en nuestras vidas que finalmente se convierten en una
especie de entidad y que si nos ponemos a luchar con ella saldríamos perdiendo.
Pregunta: Si no intentamos deshacernos de una compulsión, ¿qué hacemos entonces
con ella?
Mary: En lugar de condenarnos, si tan sólo podemos estar con nosotros mismos en
el momento y preguntarnos: “¿Qué hay en este momento?” Y después añadir: “y
esto también (es decir, la compulsión); ¿puedo honrar esto, que también forma
parte de mi viaje?”
Vinimos a este mundo conceptual, que es el mundo del “yo no soy esto, pero
debería…”. La gente dice: “Yo no lucho,” y yo les pregunto: “¿Te sientes
descansado y en paz cada vez que te toca la luz roja del semáforo?” Es ahí
donde podemos notar la corriente subyacente de nuestra falta de bienestar.
Nuestra compulsión más importante es nuestro intento de controlar la vida. Nos
hemos convertido en “haceres” humanos, más que en “seres” humanos.
P: Muchos de nuestros lectores están en un camino espiritual. ¿Crees tú que las
personas tengan que liberarse de sus compulsiones antes de que puedan seguir
alguna práctica espiritual?
M: Este es el
camino espiritual. Las compulsiones son un sistema de supervivencia necesario
que la psique ha utilizado para cuidar de sí misma cuando uno se aleja de sí
mismo.
Existen dos herramientas que utilizamos para sobrevivir. Una de ellas es
mantener ciertas partes de nosotros mismos a raya y la otra es generarnos una
profunda sensación de comodidad. La comodidad es algo sumamente importante para
la psique humana. Si no la recibimos desde un sentido natural de ser, entonces
la buscamos en el chocolate, en estar demasiado ocupados, en la lista de todos
nuestros pendientes y en todo ese tipo de cosas.
Si podemos entender las compulsiones como el acto de alejarnos de nosotros
mismos, podremos ver que hay una parte de nosotros que nos necesita. Tenemos
que aprender cómo dirigir nuestra consciencia hacia el sentimiento que se nos
presenta.
Tomemos el ejemplo de alguien que fuma cigarrillos. (Yo le diría…) Siéntete
fascinado a la hora de buscar un cigarrillo. Siéntete curioso por saber que te
aporta el hecho de fumar. Puede ser que no lo comprenda en ese momento; la
respuesta podría llegar dos horas más tarde.
Una persona no tiene que estar libre de compulsiones para iniciar un camino
espiritual. Estamos más bien trayendo la consciencia y la curiosidad a este
proceso compulsivo. ¿No es interesante?
Esto no es algo por lo que tengamos que avergonzarnos. Algunas de las personas
más espirituales son compulsivas.
Conforme aprendemos a ponernos atención a nosotros mismos nos damos cuenta que
no hay nada que temer ni de qué avergonzarnos.
Este trabajo es acerca de mirar esas partes de nosotros y ser curiosos con
respecto a ellas.
Esto le quita el combustible a la naturaleza compulsiva. Comenzamos haciéndonos
preguntas. Y para iniciar el proceso, les pongo a su disposición lo que yo
llamo las cuatro preguntas del ‘check-in’ (registro).
1) En este momento, ¿qué estoy experimentando?
2) Por este momento, ¿puedo permitir que esto esté aquí?
3) ¿Puedo tratar esto con compasión?
4) En este momento, ¿qué es lo que realmente necesito?
Morar en nuestras preguntas nos ayuda a vivir desde nuestro auténtico ser.
P: ¿Este proceso es una forma de terapia?
M: Este proceso no es necesariamente una terapia formal. Algunas personas
pueden necesitar hacer eso, pero cualquier persona puede llevar a cabo este
proceso sin acudir al terapeuta. También pueden hacerlo si están o no en algún
programa dirigido. Este proceso funciona con los diversos programas anónimos,
con los procesos de recuperación de drogas, con los programas de pérdida de
peso, u otros sistemas.
Muchas personas se involucran en el proceso pero sin llevar a cabo esta pieza
de compromiso.
Así los cambios no perduran.
Aquí es cuando vemos a las personas perder peso sólo para ganarlo de vuelta, y
quizás un poco más. Se ha trabajado con determinado proceso y sin embargo, lo
que se necesita es compromiso.
Yo lo llamo el principio del diente de león. Quitamos las hojas y decimos que
tenemos todo bajo control y, de pronto, la raíz crece más. Tenemos que llegar
al combustible, a la parte emocional y realmente abrazar y transformar aquello
que está alimentando la compulsión. Es por eso que se trata de un viaje
espiritual.
P: Entiendo que normalmente traes contigo una barra de chocolate. Si ya no la
necesitas, ¿por qué la sigues cargando?
M: La barra de chocolate le dice a mi compulsión: “Te respeto. Te honro y honro
la forma en que me has servido.” En segundo lugar, le dice a mi compulsión que
si alguna vez necesita realmente un chocolate, ahí está. Este es mi barómetro.
Si todo esto comienza a verse interesante, es porque yo ya me he salido de mí
misma. Rara vez me como un trozo. A veces como chocolate y en verdad lo
disfruto, no simplemente me lo engullo, y además elijo sólo el mejor chocolate
europeo oscuro.
P: ¿Crees que si algunos de nuestros políticos pasaran por este proceso,
estarían menos inclinados a llevarnos a la guerra?
M: Sí. Ese es el punto medular de este trabajo y podríamos establecer toda una
conversación al respecto. Mi libro en realidad no es acerca de las
compulsiones.
Es acerca de cómo utilizar la mente humana para unir, en lugar de dividir, para
conectar, en lugar de controlar. La mente colectiva que se ve en el noticiero
de la noche es la mente compulsiva. Es una mente que odia esto y quiere lo
otro. Es la mente que crea tanto dolor, y si tú y yo podemos sanar eso dentro
de nosotros mismos, podemos sanar al mundo.
Mi mensaje es que te sanes a ti mismo, sana tu corazón porque ésa es la pieza
del planeta que se te ha dado para poder sanarla.
La mayoría de la gente vive en la reacción, más que en la acción. Si podemos
aprender cómo responder, quizás nos sintamos motivados a ir a Bosnia o a
cualquier otro lado, pero lo haremos desde nuestros corazones y desde nuestra
integridad.
Eckhart Tolle dice que si nos fijamos bien, veremos que esa mente que permitió
que la gente matara cien millones de seres en nombre de la guerra, ya está
muriendo. Hay un nuevo nivel de mente que está despertando y nosotros somos un factor
clave para ello. Parte de lo que está pasando en el mundo hoy en día está
ocurriendo para que la gente despierte.
P: ¿Cómo puede la gente encontrar un punto de paz con respecto a sus
compulsiones y comenzar a entenderlas mejor?
M: Yo invito a la gente a nunca sentirse avergonzada por sus compulsiones. Los
invito a honrarlas como un llamado del alma a despertar. Nuestras compulsiones
no son una prueba de que seamos unos bobos sin fuerza de voluntad; no son una
prueba de que estemos defectuosos. Si somos curiosos, nuestras compulsiones nos
guiarán y mostrarán lo que desde nuestro interior está esperando nuestra
atención compasiva
.
La gente, literalmente, puede sanar al mundo empezando a ser curiosa para con
sus compulsiones.
Una buena técnica para empezar es que cuando sintamos la compulsión, le digamos
‘gracias’, ‘gracias por cuidar tan bien de mí.’ Esto ayuda a iniciar un diálogo
con la compulsión y a utilizarla como un mecanismo de retroalimentación de vida
para descubrir aquello de lo que estamos huyendo.
- Traducido por Tarsila
Murguía
(Fragmento de una entrevista
realizada a Mary O’Malley, fuente: http://www.maryomalley.com/Articles/New%20Spirit%201.pdf)
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