Quebrándonos En El Amor
Nada puede ir mal en tu vida cuando permites que tu vida se quiebre en mil pedazos, cuando permites que arda y se funda y gire y se retuerza en el presente, cuando te mantienes cerca de ti mismo en tiempos de conmoción y confusión.
Nada va mal. Sólo recibimos lecciones, eso es todo. Lecciones, vistas
como lecciones o no, invitaciones, aceptadas o no. Y llamados a la humildad.
Y decepciones, sueños destruidos en un santiamén. Pero nada va mal.
Sientes dolor, eso es todo. Dolor, decepción, frustración, conmoción, ira,
desesperación, incluso rabia. Energías poderosas surgen por todo tu cuerpo.
Pero nada va mal. Recibes bofetadas en la cara, pérdidas repentinas, noticias
inesperadas. No estás preparado, ni protegido, ni consciente, tal vez, pero
nada va mal cuando te abrazas a ti mismo así, tal cual.
Sientes lo que tienes que sentir, experimentas lo que tienes que
experimentar en tu viaje. La mente te dice que lo que pasó nunca tuvo que haber
pasado, que algo en el universo está inherentemente fallando, que has fracasado
de alguna manera, que los demás tienen la culpa de tu falta de paz. Y sin
embargo, nada va mal, y la mente incluso tiene permiso para darle vueltas a sus
historias del pasado y futuro, del bien y el mal, de culpabilidad y venganza, y
sólo tú decides si tomas o no ese camino.
Este año, ¿podrías finalmente hacer a un lado el lenguaje dualista,
alienante y violento que califica lo ‘correcto y equivocado, el bien y el mal,
lo sagrado y lo profano, lo positivo y lo negativo,’ y entrar en comunión con
la vida bajo sus propios términos?
Vives en el presente, en este momento. Este es tu hogar. Sabes que tu
hogar está más allá de la división dualista, de la realidad fragmentada del
bien y el mal que jamás podría ofrecerte un verdadero hogar. Sabes que este
momento es para ser acogido, honrado, incluso amado. Estás deseoso de soltar
todos tus sueños de cómo ‘podría’ o ‘debería’ ser este momento, y validar ‘lo
que es’. Estás enraizado en el SÍ. Es tu punto de partida. Tu fuente.
La vida no puede ir mal, porque la vida es todo lo que hay, y hasta la
apariencia de lo ‘erróneo’ es parte de una historia mucho más grande, hasta
ahora no escrita, desplegándose más allá de nuestro control directo.
Sí, todo es una invitación a estar presente. Una invitación a ser
(estar) aquí. A amar con más profundidad, a soltar con una mejor disposición. A
apreciar lo que tienes, a no enfocarte en lo que has perdido. A sentir la
belleza en cada aliento, en cada momento de contacto con un amigo, en cada
experiencia de alegría o tristeza, en cada momento difícil que te lleve a un
sanar mucho más profundo.
Todo esto es tuyo. Y se trata de una canción. Y puede que algunas notas
no te agraden. Pero una canción nunca puede salir mal. Sólo puede moverse en
formas inesperadas, enseñarte cosas sorprendentes, llevarte hacia un tipo de
reflexión y perdón que nunca imaginaste, y puede también invocar tu voluntad de
abrir tu corazón cuando todos a tu alrededor estén cerrando el suyo.
Permítete quebrarte en mil pedazos y jamás podrás salir dañado. Acepta
que no estás siendo capaz de aceptar - ese es el portal.
- Jeff Foster
Atte,
El
síntoma.
De Seferino Alvarez Ramos
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