¿Por qué y para qué tantas mujeres estamos enfermando en los órganos sexuales femeninos?


Actualmente me encuentro con varias mujeres, yo incluida, que estamos pasando por alguna enfermedad o dificultad en nuestros órganos sexuales.

Muchas mujeres (cada día más) estamos somatizando algo muy gordo en nuestro centro vital-sexual como endometriosis, VPH, quistes en los ovarios, miomas, canceres, obstrucción de las trompas, vaginitis, candidiasis, dificultades para quedarnos embarazadas, etc. Lo grave es que muchas lo vivimos en silencio, a escondidas, por dentro, nos avergonzamos, aparecen culpas… y eso duele. Por mucho que sigamos con nuestras tareas diarias, lo ocultemos o evitemos, vuelve una y otra vez y nos condiciona la vida. Es necesario que las mujeres hablemos de lo que nos pasa y nos duele. La vergüenza y la culpa son parte de la herencia patriarcal que ya es momento de transformar y superar. Hablar de ello no quiere decir victimizarse ni mirarse al ombligo olvidando lo demás; lo veo como un paso valiente y generoso. Cada día hay más espacios donde compartirnos de forma segura, nutricia y amorosa (grupos terapéuticos, servicios de atención a la mujer, círculos de mujeres, entre amigas de confianza…). No estamos solas. Nombrar lo que nos ocurre nos ayuda a sanar, a encontrar el apoyo necesario de otras que también están con lo mismo o parecido y a conocer herramientas y/o profesionales para comprender el síntoma y resolverlo.

Salir de la consulta médica con un diagnóstico, el impacto que a cada una nos genera, el susto y una avalancha dudas, miedos y preguntas como: ¿por qué a mí? ¿ya ahora qué? ¿qué me va a pasar? ¿qué implica esta enfermedad? … ¿Te suena? En mi proceso he necesitado indagar mucho más allá de lo que desde la comunidad médica convencional me ha llegado. Creo importante seguir con el acompañamiento de un/a ginecólogo, hacer los seguimientos/ tratamientos indicados e incluso revisar la alimentación, pero a mí no sólo me ha bastado con esto. Entonces para mi proceso personal y el trabajo que he elegido hacer acompañando a mujeres, comparto algunas ideas o planteamientos que a mí me están sirviendo en este camino de comprensión y sanación. No son los únicos válidos, hay muchas otras miradas posibles. Abro puertas y ventanas por si a ti te sirven también.

Volviendo a la pregunta: ¿Por qué y para qué tantas mujeres estamos enfermando?

El por qué (más allá de la mirada científica). Vivimos en una sociedad empapada de cultura patriarcal desde hace miles de años de la que hemos heredado una serie de códigos y creencias que, a grandes rasgos, menosprecian Lo femenino y ensalzan Lo masculino. Con esto no quiero decir que Lo masculino sea “malo” sino que es destructivo el desequilibrio existente entre ambas energías y el uso inconsciente, malentendido y mal canalizado de la fuerza, el poder, la autoridad, la agresividad, lo instintivo, etc. Este tema sé que es muy peliagudo porque aquí entran también las construcciones de género, qué entendemos por energías femeninas y masculinas, etc. y hay varias miradas al respecto que coinciden y otras que difieren. Sólo lo apunto para tenerlo en cuenta.

Este desequilibrio ha fomentado que tanto mujeres como hombres menospreciemos, olvidemos, sometamos, ignoremos nuestra parte femenina (presente en ambos sexos, así como la energía masculina) y escondamos, moldeemos y hasta mutilemos nuestra naturaleza. En el caso de las mujeres, que es el que me ocupa en este artículo, este olvido y supresión de lo femenino, parece ser que está… ¿cómo decirlo? revelándose, poniéndose encima de la mesa. Una manifestación de ello, para mi son las múltiples expresiones en el cuerpo de las mujeres en forma de enfermedades en los órganos sexuales.

 


¿Y… para qué? Me animo a plantear que para que atendamos, despertemos y reconozcamos Lo femenino en nosotras, en nuestras relaciones tanto humanas como con la naturaleza y lo compartamos con los hombres. Es un emergente individual y colectivo. Individual para recuperar la salud y el equilibrio interno; colectivo, global, para pegar un giro a la destrucción masiva que como humanidad estamos ejerciendo sobre nosotros mismos y el planeta.

Bien y… ¿cómo despertamos, ¿cómo reconocemos Lo femenino? ¿Qué es Lo femenino? En varias ocasiones oigo que si tienes algún síntoma en tus órganos sexuales significa que no reconoces tu feminidad. Ya está, ninguna información más. Y ¿qué quiere decir eso? ¿Cómo eso ayuda a una mujer que nunca se ha planteado su feminidad?

Desde mi humilde experiencia, como decía, comparto algunos aspectos a atender que a mí me están ayudando y, al mismo tiempo, veo que varias escritoras, terapeutas, sanadoras, etc. coinciden. Aunque el lenguaje pueda ser distinto, el fondo me parece el mismo. Quizás pienses: joder cuantas cosas, qué agobio, buff… cómo lo hago… Cada una necesitará hacer su camino y confío en que te irán llegando las personas, situaciones y herramientas adecuadas en el momento adecuado. Si lees esto, ya es algo. Aunque a veces se me olvide, la magia de la vida trae regalos y pistas. Este es un viaje de profunda consciencia, transformación y compromiso que hago y estamos haciendo muchas mujeres. Va a ser una gota en el océano de la historia. Como dicen en la película Cloud Atlas, ¿qué es el océano sino un montón de gotas? No veré el resultado a corto plazo, pero creo que mi gota, tu gota y la de las miles de mujeres (y hombres, claro) que estamos despertando, cambiaremos el cauce de la vida humana en este planeta. Lo vivo como un caminar para mí y las futuras generaciones.

Aquí algunas pistas para regresar a la salud perdida:

·         Reestablecer la conexión con tu cuerpo. Sentirlo, nutrirlo y respetarlo. Uno de los resultados de la injerencia de los valores patriarcales ha sido escindir la relación mente – cuerpo. Valorando, ensalzando, sobre estimulando lo mental e intelectual y menospreciando, maltratando, acusando de sucio/pecaminoso/feo… el cuerpo. Somos una mente andante llevada por un cuerpo acorazado, anestesiado, olvidado y maltratado. Volver al cuerpo, a este vehículo gracias al cual estás viva, recuperar las conexiones neuromusculares que te permiten escucharlo y atender sus necesidades reales (no las milongas que la mente te cuenta), sentirlo para gozarlo desde la experiencia sensitiva y amarlo, cuidarlo, respetarlo. Contactar con el cuerpo significa caminar hacia la aceptación de él responda o no a los cánones de belleza impuestos por la mirada externa, tener registro de qué necesita (qué le sienta bien y que no y, más allá de lo que le metes al cuerpo, identificar qué relaciones y situaciones te sientan bien y cuales no). También significa conectar con la materia, simbólicamente con la Tierra, con la madre. Escuchar, cuidar y respetar el cuerpo, me lleva a escuchar, cuidar y respetar la naturaleza.


·         Deconstruir, explorar y redefinir Lo femenino en ti. Ampliar la mirada y flexibilizarla ¿Qué es femenino para ti? ¿Cómo sientes Lo femenino en tu cuerpo, en tu deseo y en la experiencia más allá del discurso y las creencias con las que has sido programada?

·         Reconocer cómo son tus órganos sexuales. Sus funciones fisiológicas y energéticas, reestablecer la relación con ellos a través de visualizaciones, lo simbólico, la atención, movilizarlos y desbloquearlos, hablar con ellos, etc. En el taller “Querido útero” trabajamos especialmente este punto.


·         Enraizarte. Cerrar los ojos volcando la mirada hacia tu interior (en esta cultura hemos aprendido a estar todo el tiempo con la mirada hacia afuera en una búsqueda desesperada, insaciable y muchas veces frustrada de aprobación y “amor”). Silencio, respiración, pies en el suelo, bajar la atención a tu vientre, a tu útero, enraizarte en la tierra como un árbol, conectar con el planeta (Tierra, gran Madre… como quieras decirlo) nutrirte y recargarte de energía vital. Reconectar con la madre interna y el gusto por estar contigo misma. Hazlo tanto como puedas en contacto directo con la naturaleza.

·         Comprender y abrazar las etapas sexuales de la mujer (infancia, etapa cíclica menstrual, embarazo-puerperio, climaterio-menopausia). Comprender que no somos seres lineales ni la vida es lineal, eso es una idea mental. Somos cíclicas, como la luna, las estaciones del año, la vida y la muerte. Somos transformación, cambio, impermanencia. También es importante reestablecer la relación con la menstruación y las diferentes mujeres que somos en cada fase. En la charla “Mi cuerpo cíclico” tratamos este asunto. Muy recomendado el trabajo de Anna Salvia con el proyecto Viaje al Ciclo menstrual, Erika Irusta con El Camino Rubí, Sophia Style con Mujer Cíclica y Miranda Gray con su libro Luna Roja.

·         Revisar tu sexualidad y gozar con tu cuerpo. En nuestro imaginario hay tendencia a reducir “sexualidad” a “sexo”, y “sexo” a “coito”. De este modo, ¡cuántas dimensiones quedan en el olvido! Sumando el mega tabú de la sexualidad, claro. La energía sexual es la energía vital, la primigenia, la que nos mantiene vivas, el fuego interno que sólo se apaga del todo el día en que fallece nuestro cuerpo. Para mí la sexualidad es un amplio abanico que incluye desde la relación con el cuerpo, sus ciclos, los cambios en cada etapa sexual, cómo me vinculo sexualmente conmigo misma y otras personas, la vivencia del placer, el erotismo, el deseo, las fantasías, la entrega, el afecto, la deconstrucción de la heterosexualidad… Buff, ¡un mundo! Para ello recomiendo el trabajo de Mónica de Felipe Larralde o el libro Nacidas para el placer de Mireia Darder.

·         Revisar tu relación con Lo masculino y los hombres. En nosotras también existe la energía masculina. Cómo es, cómo la gestionas, etc. y cómo te vinculas con los hombres. Aquí hay temazo… Para mí el trabajo de reconocerme como mujer y como persona significa tomarme el tiempo y el espacio para amarme, respetarme, saber escucharme y auto apoyarme (que no es lo mismo que ser autosuficiente) … y desde ahí, acercarme a los hombres de forma sana.


·         Atender el linaje femenino. Aunque puedas pensar que esto es raro o friki, para mí cada día es más real que recibimos mucha información, más allá de la genética, de nuestro árbol genealógico y de nuestras antepasadas que son todas las mujeres de la historia y la humanidad. No lo sé medir, comprobar, ni explicar, sólo lo intuyo. Hay un dolor muy profundo que necesita ser sanado (sólo hace falta repasar los acontecimientos de la historia) y está de alguna manera aquí también. Nuestro útero lleva la memoria. Haremos lo que podamos, pero sé que cada liberación que hacemos de estas memorias, de la manera que sea, nuestras ancestras también sanan. Eso repercute en nosotras y en las generaciones futuras.


·         Recuperar los arquetipos femeninos. Son algo así como modelos o patrones que nos sirven para comprender estados, momentos vitales, expresiones de nuestro caracter. Lo que es contado en los mitos y leyendas representados por arquetipos, va conformando nuestra realidad interna e inconsciente colectivo. El imaginario patriarcal androcentrista con el judeocristianismo anuló el culto a la Diosa, el respeto a lo femenino en equilibrio con lo masculino, creando los dioses de la guerra (modelos patriarcales). En este proceso me está sirviendo conocer y recuperar los referentes arquetípicos femeninos para reconstruir un tejido muy inconsciente distorsionado. Libros interesantes al respecto: Luna Roja de Miranda Gray, Las diosas de Cada Mujer de Jean Shinoda Bholen.

·         Reestablecer la sororidad. Tejer redes sociales entre mujeres. Otra de las injerencias de la cultura patriarcal ha sido la creación de relaciones competitivas y dominantes. En mi caso reconozco que mucho tiempo he estado compitiendo con mujeres y comparándome. Recuperar la hermandad o sororidad, la cooperación, el reconocimiento mutuo, el apoyo, el compartir nuestra sabiduría y recursos, el apoyo emocional que nos damos entre mujeres de distintas edades y momentos vitales, para mi está siendo básico. Se ha roto el tejido que en gran parte nos sustentaba. Reconocerme a mí, me ayuda a reconocer a la otra. Hermana, madre, abuela, hija, amiga, compañera. Yo como tú, tú como yo, caminemos juntas. Empoderarnos, segun el lenguaje, es reconocer la Diosa que hay en mí y la Diosa que hay en ti. Somos seres completos interdependientes, no codependientes. No somos medias naranjas que necesitamos de nuestro príncipe azul para ser completas, ser “mujer”, ser felices. Cuando nos juntamos las mujeres, nuestro cuerpo genera oxitocina, la hormona del amor; pues ¿algo maravilloso debe ocurrir, ¿no?


·         El perdón, el permiso, el merecimiento. La indignidad, la culpa y el no merecimiento también están al orden del día en nuestra psique y cuerpo patriarcal izados. Recordarnos que nos merecemos gozar, expresar, pedir, recibir, dar, amar y ser amadas sin necesidad de ponernos la máscara neurótica ¡qué regalo! Perdonarnos por ser quiénes somos, por habernos hecho daño, haber dado permiso a otros que nos lo hiciera o no haber sabido defendernos. Me perdono y me doy permiso para Ser.

·         Crear. Pintar, bailar, cantar, moldear, inventar, escribir, cocinar, diseñar, plantar… crear un proyecto, darte a nacer a algo nuevo… y no pasa nada si dibujas como cuando tenías 5 años o crees que pareces un pato cuando bailas o que si cantas va a ponerse a llover o que no sabes, no puedes… mejor te quedas como estás. Eso son juicios limitantes que te introdujeron de pequeña para que no fueras tú misma. Necesitamos crear para estar vivas, es un impulso natural de nuestra esencia femenina que requiere expresión. ¡A darle actividad a nuestro hemisferio derecho!

Y hay más aspectos que nos sirven para recuperar la salud, claro que sí. ¿Cuáles te han servido a ti? Puedes enriquecer y ampliar escribiendo tu comentario.

Al final, lo que me devuelve la salud, lo resumiría en:

Hola cuerpo, ¡qué sientes, qué necesitas, cómo gozamos juntas, ¡qué te libera, nos amó… y a vivir! Despierta y reconoce en ti la maravilla de ser que eres, a todo a lo que perteneces y el derecho a expresarlo plenamente.


No es un camino fácil, sobre todo cuando el entorno sigue funcionando igual, presionando para que sigamos siendo las mismas de antes. Pero nuestro cuerpo “grita” y si no “gritamos” con él, el silencio nos ahogará.

Buenas noches mujeres y hombres despertantes.

Aina Cortès. Proyecto COSdeDONA.

Comentarios

  1. Amiga! Me encanta!!! Te felicito por tu Blog, es magnífico!!! Te deseo éxito en tu camino, ayer y todos los días de tu vida te deseo todo el éxito y el amor que te mereces... Me siento bendecida al contar con tu presencia en mi vida. Namasté...

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