¿Qué hemos aprendido este año?



Hemos aprendido que es lo importante para cada quien y eso varia de persona a persona. Sin embargo, me atrevería a decir que casi todos, siempre hay quien no lo vea así, aprendimos el valor de la cercanía y de eso se trata esta experimentación. Más allá de lo que vinimos a experimentar, lo vinimos a aprender a través de las caricias, de los roces y de los encontronazos con los demás. Este año nos sigue limitando eso. Comprendimos que, aunque Zoom y WhatsApp han sido importantes no son suficientes, nada sustituye un abrazo, un beso y el contacto.

Los cambios, por regla general, traen dolor porque implican romper paradigmas, comportamientos y estructuras mentales y este cambio a la nueva humanidad también trae mucho dolor. Estas semanas son perfectas para reflexionar lo que tuvimos que dejar y lo nuevo que estamos y vamos a abrazar, es decir, en lo que nos vamos a convertir. Nada es al azar, todo tiene un sentido, aunque no lo entendamos y esto tiene un sentido en varios niveles (individual, colectivo, planetario y de nuestro universo) mucho más profundo que el que alcanzamos a ver en estos momentos, pero cuando las aguas se asienten podremos unir los puntos y encontrar el sentido.

Este año fue un punto de inflexión importante para todos, un alerta que nos indicó que la forma en que manejábamos nuestra vida en el planeta no está bien. Como vamos a niveles vibracionales más altos todavía falta romper muchos paradigmas, costumbre y conductas que nos estaban llevando cada vez a energías más incoherentes. Hay que darse cuenta que todavía falta romper para que pueda salir el planeta que todos deseamos que sea.

Este año nos mostró muchas de las mentiras de la forma de vivir en el Planeta Tierra y lo cómodos que estamos con ellas. Por favor tengan paciencia con los que resisten fuertemente porque les cuesta comprender que se han dejado engañar toda la vida, que han sido ciegos y que no es su  “decisión” cambiar, prefieren volver a la vida anterior como de lugar y eso ya no es posible.

Todo cambio es para mejor, siempre, aunque no parezca. Ese mejor tiene que ver con subir la vibración y aprender. Así busquen siempre el símil del embarazo y del parto: tenemos 9 meses desarrollando y creciendo en el vientre perfecto de mamá donde nada nos falta. Tenemos 9 meses que nos sentimos cómodos, protegidos y con todo lo que necesitamos sin ni siquiera pedirlo y de repente tenemos que entrar en algo diferente. Perdemos el líquido, tenemos que atravesar un túnel duro y estrecho y nos duele, mamá nos está sacando de su vientre, hay que respirar y no sé, tengo frio, los latidos de mi mamá ya no los oigo, en resumen, pierdo todo el mundo que conocía para empezar a vivir uno nuevo. Estoy desorientado, perdido, no se que esto, tengo hambre, sueño, no puedo hacer nada por mi mismo, etc., etc. Pero nacemos para crecer, para aprender y aunque nuestro espíritu tomó esa decisión conscientemente nosotros no tenemos ni idea y nos resistimos.

Estamos en un proceso similar, está naciendo un nuevo ser y tenemos que cambiar. Sintamos, respiremos y fluyamos, aunque no entendamos ya que este es uno de los momentos más duros y más importantes de esta era. Solo nos queda reflexionar, la reflexión es una herramienta muy poderosa para tomar lo que estamos aprendiendo y estar en paz con la experiencia. Así que respiremos ese aprendizaje para se vuelva sabiduría.

Espero que todos tengas unas felices fiestas y que hagamos la reflexión de lo importante. Y aunque hoy no estemos con nuestros seres queridos por las circunstancias, si hacemos la reflexión la próxima vez lo disfrutaremos como nunca lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo de ahora en adelante.


Rosana Gutiérrez





Comentarios

Entradas populares