El encuentro más íntimo no es el sexual, es el desnudo emocional
Un intercambio que se produce cuando se vence el miedo
y nos damos a conocer al otro tal y como somos en cada una de nuestras
vertientes.
No es fácil de lograr. De hecho, un desnudo emocional no es
algo que se consiga a la ligera ni con cualquiera. Hace falta tiempo, fuerza y
ganas de escuchar, sentir y abrazar emociones. Autoconocimiento y hetero
conocimiento, es decir, el conocimiento de uno mismo y el de la realidad del
otro.
Visto así, no parece casual término que los escritos
bíblicos utilizan para hablar de amor sexual o del establecimiento de la
intimidad es CONOCER. De conocernos y desnudarnos en pasiones, en sentimientos
y en historia emocional va a tratar este artículo…
El desnudo emocional comienza por uno mismo
El desnudo emocional comienza por uno mismo. Es decir, es
muy importante que las personas nos identifiquemos con lo que sentimos y nos
demos cuenta de cómo nos sentimos cómodos o incómodos, qué pensamos y cómo podemos
utilizar nuestras emociones al servicio de nuestros pensamientos.
Escucharnos, conectar y conocer nuestra herencia emocional,
es decir, escanear nuestro cuerpo emocional es imprescindible para destapar
nuestros miedos, nuestros conflictos, nuestras inseguridades, nuestros logros,
nuestros aprendizajes, etc.
Conocer nuestra filosofía emocional, explorar nuestras
vulnerabilidades permanentes, ser conscientes de lo doloroso y que eso fluya,
es imprescindible para poder contemplar la imagen que nuestro espejo emocional
nos proyecta al quitarnos las prendas que nos “visten”.
El autoconocimiento de nuestras vulnerabilidades emocionales
no hace que estas desaparezcan, pero tener una concepción más profunda sobre
ella implica que cada vez que aparezca en nuestra vida podamos identificarla y
actuar sobre ella, impidiéndole que ahogue nuestras conexiones emocionales.
Nuestra herencia emocional, la clave para conectar
Nuestra herencia
emocional ejerce un fuerte impacto tanto en nuestra capacidad de conectar emocionalmente
con los demás como en las ocasiones que tenemos de hacerlo. Es precisamente
este bagaje, esta piel, la que nos hace matizar y actuar sobre nuestras
sensaciones, sentimientos y emociones de una determinada manera.
Exponernos a nuestros recuerdos y a aquellas sensaciones que
pueden resultarnos desagradables no es fácil y muchas veces ni siquiera se
contempla como útil. Sin embargo, existen muchas razones por las que resulta
recomendable quitarse las prendas:
Si queremos tener relaciones más significativas, es
importante que nos detengamos a mirar al pasado y a sanar las heridas
emocionales de nuestra infancia.
El cableado de conducción que transporta nuestros mensajes
emocionales debe ser descubierto para que nuestras reacciones no nos manejen.
Por ejemplo, cuando decimos que “nuestro hermano nos saca de quicio”, realmente
estamos teniendo la sensación de que sabe en qué tecla tocar para enfadarnos.
Conocer estas pautas de reacción emocional y comunicarlas
nos ayuda a regenerar nuestros pensamientos y nuestro estado de bienestar
general.
Así, cuando realizamos una labor de autoconocimiento,
nuestro diálogo interno puede lograr cambiar de “Las personas son peligrosas
para mí” a “La forma en que me trataron me hizo daño, pero ya soy consciente y
procuro que eso no influya”.
Cuando accedemos a nuestra herencia emocional y comprendemos
cómo los sentimientos del pasado matizan las experiencias del presente, podemos
ser más hábiles a la hora de establecer fuertes y sanos lazos de unión con
quien nos rodea.
Ser conscientes de los filtros emocionales, de los abrigos y
de las corazas que nos ponemos contribuye a hacernos hábiles lectores e
intérpretes tanto de los intentos de conexión de los demás como de los propios.
No es fácil desnudar a una persona herida
Desnudar emocionalmente a las personas muy marcadas por su
pasado puede resultar difícil, pues hace falta lidiar con las corazas, con las
prendas que le vuelven inaccesible, las desilusiones que envuelven a la
persona, los miedos al rechazo, al abandono, a la soledad…
Para hacerlo se necesita ser inteligente, amar a la persona
y abrir los oídos, los ojos y la piel desterrando los prejuicios y la actitud
de juzgar. Es decir, una escucha activa emocional a través de todos los
sentidos sin “peros” ni comas fuera de lugar.
Para hacer esto debemos saber que un desnudo emocional no se
crea en cualquier tipo de ambiente, sino que deben darse las condiciones
idóneas para generar emociones, sentirlas, manipularlas, examinarlas y usarlas.
Los escenarios emocionales ideales para el desnudo son
aquellos en los que prima la escucha desde el interior, la empatía y la
inteligencia emocional. Escenarios en los que se potencia la comunicación y la
comprensión con una gran base de respeto y tolerancia.
Solo así lograremos crear un ambiente emocionalmente
distendido en el que realmente pueda darse en el encuentro íntimo, el desnudo
de los miedos, de las inseguridades y de la verdad emocional. Solo así
lograremos esos abrazos que rompen los miedos, que cierran nuestros ojos y que
nos entregan al 200% en cuerpo y alma.
La mente es maravillosa – Raquel Aldana
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