Reconciliándome Con Mi Historia


Uno de nuestros mayores problemas de la sociedad contemporánea son las adicciones y su principal causa es “el hambre afectiva”, cada persona tiene su lado adictivo porque permanece en su corazón el niño herido e inmaduro que no pudo en momento determinado satisfacer del pecho de su madre su primera necesidad afectiva.

Esa parte infantil tan indomable, tan exigente y tan inmadura, es al mismo tiempo la que trae alegría y creatividad a la vida. Es el alma instintiva que encierra un increíble potencial de desarrollo y evolución en cada persona que se atreve a profundizar en el dolor de sus heridas.

Pero qué ocurre que se vive en una sociedad que potencia y alimenta el hambre afectiva, haciendo a las personas más hambrientas… “consume más, obtén este producto y te sentirás feliz “… en consecuencia: se quiere más de todo.

Y he aquí la clave de la neurosis colectiva, de los problemas de alimentación, de la adicción al trabajo, a las relaciones de pareja, al sexo e incluso hasta de la vida saludable. La mayor parte del tiempo se lucha por controlar los impulsos inclusive con otra adicción. Pero al final del día cada persona tiene unos momentos para sí mismas cada día y es allí en donde emerge la fuerza del inconsciente con todos sus impulsos instintivos. Tan pronto como hace erupción el inconsciente con todos sus impulsos instintivos, el yo pierde el control. A continuación, la adicción se convierte en un dictador. Su voz es la de un niño perdido muerto de hambre: “Yo quiero, yo quiero, yo quiero, y voy a tener.” En un impulso fallido por hacerse grande, fuerte y poderoso para no encontrarse con la gran herida de su corazón.

El hambre tiene varios niveles: hambre de amor, hambre de reconocimiento, hambre de ser visto y oído, hambre de estímulo, hambre de todo y por todo.

Se ha educado a cada persona desde el hogar y se fortalece en la escuela, para que escondan sus heridas, para que se conformen y obedezcan en contra de nuestra naturaleza, por lo tanto, cada persona se encuentre profundamente herida.

Para curar estas heridas y saciar el hambre, cada persona debe ser capaz de reconocerlo y buscar el equilibrio en su corazón.

¿Cómo saciar el hambre emocional?

  • Tomando conciencia de la herida primaria de abandono
  • Acogiendo en tu corazón al niño o niña herida, sosteniéndolo y acompañándole
  • Haz contacto con tus sentimientos y sensaciones y permite que fluyan sin contenerlos
  • Transforma el dolor en un don, compartiendo aquello que aprendas por experiencia personal
  • Convierte el recuerdo de las críticas en frases positivas que te potencien
  • Escribe tus situaciones traumáticas y descubre los sentimientos que proyectas de dichas situaciones, de esta manera vas ordenando tus pensamientos y sentimientos
  • Deja de sentir lástima de ti mismo, empoderate de ti
  • Deja de vivir en el pasado

"La realidad no es lo que ves o percibes...sino lo que hay en tu interior

Es la capacidad para levantarte ante cada dolor, ante cada marca y afrontar la vida."

Bernardo Stamateas

 

 Luz Rodríguez

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