Síndrome de Estocolmo
Este es el concepto de Síndrome de Estocolmo que está en
Wikipedia: “El Síndrome de Estocolmo es
una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en
contra de su voluntad desarrolla una relación de complicidad y un fuerte
vínculo afectivo con su captor”.
Hoy, revisando las RRRR me vino una reflexión que quería
compartir.
Estamos viviendo un Síndrome de Estocolmo, a nivel personal,
donde los secuestradores son nuestras propias emociones y posiblemente ya se ha
escrito de esto, sin embargo, a mi hoy me abrió un mundo para vernos, como
humanos, desde otra mirada.
Si, estamos raptados por nuestras emociones, contra nuestra
voluntad, y creamos una complicidad con ellas para poder vivir y creo que verlo
desde allí nos va a poder aportar el dejar de vivir en la ilusión y dar un paso
hacia la integración. No es más que un mecanismo de defensa al sentir que no
somos capaces de asumir nuestro propio poder, elegir y asumir lo que queremos y
entregamos el poder a nuestras emociones.
Mi maestro Osmar siempre dice esta frase: “No se puede sanar
lo que no se ve”. Y aquí está la clave, es tan fuerte lo que estamos viviendo
que nos dejamos raptar por esas emociones y no vemos nuestra propia realidad.
No solo es una negación, es más profundo: creamos una ilusión para poder
justificar lo que sentimos, pensamos y hacemos. Es así, como perdemos una
cantidad de recursos como nuestra energía en mantener esa ilusión y ese
mecanismo no nos deja sanar. Muchas veces sanar es tan duro y tiene tantas
ganancias secundarias que prefiero quedarme allí y por eso solo cuando la vida
nos muestra, generalmente a través de pérdidas, que el dolor es más fuerte que
la dinámica donde estamos inmersos es que tomamos la decisión de cambiar.
Enfocar la solución en el problema es realmente enfocar
todos mis recursos a solucionar lo que hay que sanar. Por ejemplo, si hay un
escape de agua en una tubería principal que surte a una urbanización, perdemos
muchos recursos si la reemplazamos toda, así es que se busca dónde está la
rotura primero y de allí se repara ese pedazo con lo cual la tubería funcionará
perfectamente. Imagínense nuestro complejo sistema emocional donde tenemos una
fuga en una de las emociones que inunda otras emociones y estamos todo el tiempo
tratando de reparar lo que no es. Terminamos completamente frustrados,
desgatados y sin la rotura reparada. Por ello el diagnóstico preciso es muy
importante para ser eficaz en el manejo de recursos y no desgastarnos en el
proceso.
Cuando las personas tienen esas fugas emocionales, se
exacerba todo el sistema por su interconexión, tratamos de ver como arreglamos
todo a la vez y muchas veces ponemos todos los recursos en el lugar que no es y
por supuesto, terminamos más y más enredados en nuestras propias marañas,
completamente agotados, frustrados y nada ha cambiado.
Y aquí surge este Síndrome de Estocolmo donde me acomodo a
esas emociones y procuro sobrevivir lo mejor que puedo. Y al igual que muchos
de este tipo de procesos lo llevo a otros niveles del cotidiano como quedarme
atrapada en la forma de comer, la forma de vestir, la compra compulsiva y
muchísimos otros y terminamos secuestradas en ilusiones que creamos.
Esto lo podemos aplicar a muchos ámbitos de nuestra vida y
terminando creyendo firmemente que esa es la realidad hasta el punto de caer en
el fanatismo y eso es parte del proceso que estamos viviendo en el planeta en
estos tiempos.
Por supuesto hay que entender que este mecanismo es creado
por nosotros mismos porque nos sentimos incapaces de salir de ese rapto. Le
damos el poder al otro de nuestra vida a cambio de “dulces” que nos mantengan
con una sonrisa en la boca para no ver que estamos presos. Y además esta en
todos lados a nuestro alrededor: en las religiones, en los colegios, en la política,
en el consumo y etc.
Y así montamos estructuras y dinámicas en nuestras vidas que
nos mantienen dormidos y distraídos en una ilusión donde creemos que lo que nos
muestran y lo que vivimos es la realidad y no vemos que son los “dulces”.
¿Cómo podemos encontrar la rotura del tubo? ¡A veces con
mucha dificultad! La escondemos tanto, tanto de nosotros mismos que es difícil
verla, por eso siempre se invita a las personas a que busquen ayuda para que se
les muestre otra mirada y les faciliten el darse cuenta de su realidad. Esa
ayuda se recomienda que sea profesional sin embargo muchas veces aparece en
forma de amigos coherentes. Esto es importante porque no son el tipo de amigos
que exacerban la víctima, no, son el los amigos que llevan a tomar consciencia de
su parte de responsabilidad en la dinámica para que se pueda dar cuenta y
empezar a salir de allí.
Sin embargo, hay mecanismos propios de esta encarnación que
nos dan una pista inequívoca de por dónde está la rotura y uno de ellos es el
efecto espejo. Nuestro alrededor es un espejo de lo que tenemos adentro y
cuando algo nos molesta o nos hace ruido es porque esta reflejando esa rotura
dentro de nosotros. Empecemos por allí, observemos atentamente lo que nos
molesta de cualquier situación y busquemos la punta de la madeja para poder
llegar a la rotura y eficazmente usar nuestros recursos para sanarla.
De allí podemos empezar a sacar el monte de la ilusión que
hemos creado para protegernos y empezar a limpiar los cristales para ver
nuestra realidad.
Con la subida de la vibración del planeta al 4D, el entorno
nos va a mostrar la ilusión en la que hemos estado inmersos durante siglos. A
los que les sigue siendo más cómodo estar en la ilusión, la caída de las
estructuras los hará tomar conciencia de que las cosas no eran lo que parecían
y vivirán sus procesos. Ninguno de los que pisamos este planeta tenemos
escapatoria.
A los demás, si sienten que el dolor es más grande que la
vida que están viviendo y buscan la manera de cambiar los invito a que empiecen
a observar sus propias reacciones ante lo cotidiano y por allí tendrán una
clave inequívoca de donde pueden empezar a reparar certeramente la tubería.
¡Bienvenidos al despertar!
Rosana Gutiérrez
Comentarios
Publicar un comentario